El mes pasado el ISP decidió sumarse a la medida internacional y sacar del mercado al fármaco que parecía ayudar de manera más completa a quienes seguían tratamientos contra la obesidad y el sobrepeso. Lamentablemente, no se ha encontrado otro medicamento que lo sustituya de manera exacta, quedando, a opinión de expertos, muchos pacientes sin nada para luchar contra la ansiedad y el hambre.
Ley pareja no es dura, dicen. No habrá sibutramina para nadie de manera indefinida, según la medida tomada el mes pasado por el Instituto de Salud Pública (ISP), dejando así, a opinión de varios nutricionistas y nutriólogos, un gran número de pacientes con obesidad y sobrepeso sin una herramienta para bajar de peso.
Siguiendo la tendencia mundial, en Chile se prohibió el fármaco estrella para la pérdida de kilos, que, unido a la fuerza de voluntad y disciplina, lograba evitar que la ansiedad y el hambre hiciera comer más de lo debido. Pero diversos casos de accidentes vasculares y reacciones adversas (taquicardias, por ejemplo), sumados a un estudio “Sibutramine Cardiovascular Outcomes Trial” (SCOUT), motivaron a Europa sacar del mercado a la sibutramina, siguiéndole Estados Unidos, y en octubre, Panamá, Australia, Canadá, México, Colombia, Argentina y Uruguay.
Hoy el tema parece ser la búsqueda de un sustituto óptimo que permita apoyar los tratamientos de la obesidad, catalogada como la epidemia del siglo XXI. Lamentablemente, “no hay medicamentos iguales a la sibutramina que tengan el mismo efecto, por lo tanto se produjo un daño para toda la población de riesgo que estaba en tratamiento médico”, asegura la nutrióloga Mónica Manrique, de la Red Salud UC.
La doctora explica que tras la prohibición del fármaco, cada paciente deberá ser evaluado nuevamente y ver la opción de suministrarle medicamentos que podrían ayudarle, pero que requieren de mayor control, como son los antiepilépticos, antidepresivos y ansiolíticos.
Si bien en su minuto se apuntó al Orlistat (Xenical, Liberat o Viplena) como posible sustituto a la sibutramina, los expertos coinciden en que su efecto es mínimo, y no ayuda a controlar la ingesta de alimento, que es el gran problema de la mayoría de los obesos.
“Hay que lograr que el paciente, además de poner su fuerza de voluntad, tenga una ayuda para controlar la ansiedad”, comenta la nutrióloga de la Clínica Alemana, Carolina González, quien también señala que con el Orlistat se podrían tener efectos gastrointestinales molestos y significativos, paralelamente a los escasos 2 a 4 kilos que ayudaría a bajar en un período de 4 años. En el caso de la sibutramina, se habla de hasta 8 kilos en 2 meses, siempre que se acompañe de una dieta correcta y ejercicio, como debe hacerse en cualquier tratamiento de sobrepeso.
González menciona la fluoxetina, antidepresivo e inhibidor de la serotonina -neurotransmisor que regula el apetito-, el “que durante un tiempo se ha utilizado, tratando de disminuir la apetencia por los carbohidratos o dulces”. “Pero su efecto es sólo marcado al principio, tendiendo a desaparecer a los 6 meses”. Por lo tanto, no ayudaría a mantener la pérdida de peso en el tiempo.
Asimismo, menciona cuatro fármacos que hoy se encuentran en estudio y que eventualmente podrían ser utilizados también para los tratamientos de obesidad, que son el bupropion, la naltrexona, la combinación de estos dos, y el topiramato. Pero hace hincapié en que el resultado de las investigaciones no se conocerá en el corto plazo.
Hacia un futuro poco esperanzador
El famoso estudio SCOUT fue realizado con la ayuda de cerca de 10 mil pacientes con alto riesgo cardiovascular, para conocer el real impacto de la sibutramina en la pérdida de peso, versus los peligros que podía suponer para ellos el uso del fármaco. El resultado indicó que los beneficios no superaron las potenciales amenazas a la salud.
Para la doctora Manrique, se trató de un “temor mal argumentado”, ya que la sibutramina, bien administrada (no al antojo del paciente, ni mucho menos de manera clandestina, comprándola en internet), jamás fue indicada médicamente a pacientes como éstos, con problemas al corazón o la presión.
“Tenemos protocolos bastante estrictos, una evaluación médica, con exámenes físicos y de laboratorio. Por lo tanto, no hubo reportes aquí en Chile de pacientes con sibutramina, que hayan tenido algún evento adverso, utilizando el fármaco con médicos nutriólogos”, dice la experta.
El problema real del fármaco, como señala la nutrióloga, es que aumentaba 4 latidos cardiacos por minuto y 3 a 4 ml. la presión arterial, que, si bien es algo leve, podía ser significativo en una persona con riesgo, como los hipertensos. “Pero nunca se le dio sibutramina a esos pacientes”, insiste.
Manrique recuerda que más de 72 millones de estadounidenses tiene sobrepeso u obesidad, demostrando así que las políticas públicas preventivas no están logrando su objetivo. “En Chile tampoco. Es necesario que la autoridad tome medidas drásticas, más intervencionistas, en puntos importantes como el etiquetado (...) El que lanzó recién la industria de alimentos, la tabla GDA, es pésimo, porque no es el adecuado a la población chilena”.
Como explica la nutrióloga, esta tabla que desde hace unos meses utilizan los alimentos, se basa en personas que gastan 2 mil calorías diarias. “Pero en este país la minoría lo hace. No pasa con los niños ni las mujeres, sobre todos las de sectores vulnerables. Por lo tanto, si se guían por ese etiquetado van a engordar”.
Publicado el 11/11/2010
Fuente: El Mercurio
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